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57 incidencias de calidad en la Cuenca del Ebro, paso a paso hacia la sostenibilidad del medio

Redacción Futurenviro15/10/2015
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Año a año, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ejecuta un plan de actuación para prevenir y reducir la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas de la Cuenca del río Ebro y proteger el derecho de los usuarios (potabilizadoras, comunidades de regantes, industrias, piscifactorías, centrales hidroeléctricas, depuradoras… y el propio ciudadano) a disfrutar de una correcta calidad del medio hídrico. Fiel a seguir una estrategia innovadora la CHE apuesta por la implantación de una red de estaciones de alerta y control automático de la calidad de las aguas. En 2014 más de 1 millón de eventos y alarmas fueron registrados, traduciéndose en 57 episodios de contaminación. Esta detección y seguimiento permitió la definición de un plan de contingencia más efectivo y, en consecuencia, minimizar su impacto en el medio y garantizar un beneficio social y económico de la población, asegurando la protección en la entrada de plantas potabilizadoras y las características óptimas de las aguas para su uso en riego, industrial, aguas de baño, etc.

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), organismo adscrito al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, es el encargado de la gestión de las aguas en la Cuenca del Ebro. En materia de calidad de aguas, su competencia abarca las aguas superficiales y las subterráneas, siendo su principal función, velar para que alcancen el buen estado químico y ecológico.
Año a año, la CHE ejecuta un plan de actuación en función del análisis de los posibles impactos al medio y de los usos finales del agua (abastecimiento, regadíos y usos agrarios, usos industriales, acuicultura, usos recreativos, centrales hidroeléctricas, depuradoras…).

Dentro de este plan de actuación se engloban las redes de control ecológico de ríos, diseñadas para muestrear periódicamente las masas de agua superficiales a través de los controles de vigilancia, operativos ó de referencia. Además de los indicadores físico-químicos básicos, se determinan indicadores biológicos (macroinvertebrados, diatomeas y macrófitos), hidromorfológicos (índices de hábitat fluvial y de calidad del bosque de ribera) e hidrogeomorfológico.

Las redes de muestreo periódico proporcionan información sobre tendencias de calidad, sacan a la luz derivas en los parámetros y permiten caracterizar la calidad de los cauces muestreados, gracias a largas series de datos, en ocasiones superiores a 15 años. No obstante, en la Cuenca del Ebro existe una serie de puntos «conflictivos» en los cuales hay un riesgo mayor de producirse fenómenos de alteración de la calidad.

Algunos de estos episodios pueden pasar desapercibidos en muestras puntuales, llegando en ocasiones a detectar, como mucho, su efecto negativo en las comunidades biológicas. Sin embargo, este efecto no facilita la identificación del origen del problema. En otras, las incidencias sólo son descubiertas cuando, por su gran entidad, afectan de forma importante el medio acuático (mortandades de peces, problemas en potabilizadoras, etc.).

Es por ello que se considera que estos puntos requieren un control especial, que posibilite actuar de forma rápida, y que sirva de ayuda para localizar la posible causa de la incidencia y proteger el derecho de los usuarios a una correcta calidad del medio hídrico.

Este control exhaustivo y decisivo es posible gracias a la red de alerta de calidad, compuesta por instalaciones que informan en continuo a un centro de control sobre parámetros físico químicos de calidad del agua (tales como la temperatura, el pH, el contenido en amonio o nitratos, entre otros), haciendo posible el seguimiento de la evolución de la calidad del agua y la detección de posibles incidencias.

Estas redes de vigilancia deben dar cumplimiento a las diversas normas nacionales y directivas europeas, entre ellas la Directiva Marco del Agua (DMA) o la Directiva europea de nitratos, las cuales tienen por objeto establecer un marco para la protección de las diferentes masas de aguas y detallar los criterios ecológicos y físico-químicos necesarios para prevenir y reducir la contaminación, fomentando el uso sostenible y mejorando la situación de los ecosistemas acuáticos.

Con este claro reto, la CHE, fiel a seguir una estrategia innovadora y pionera, confió ya en sus inicios, en 1993, en la implantación de una red automática de estaciones de alerta y control en continuo de la calidad de las aguas superficiales, marco del actual proyecto SAICA. Estas estaciones se han emplazado en puntos estratégicos, siguiendo principalmente los criterios de proteger abastecimientos y controlar la calidad aguas abajo de importantes focos de vertido. En la actualidad, la red SAICA consta de un total de 28 estaciones, de las cuales nueve ya han sido adaptadas a las nuevas tecnologías y modos de funcionamiento para una mejor explotación y reducción de costes de mantenimiento.

Por otro lado, en el año 2009 se inició la instalación de sistemas de control en embalses y en el 2012, bajo el alcance del proyecto RIADE (Red de Indicadores Ambientales del Delta del Ebro), se implantó un sistema de control en el bajo Ebro y la zona del Delta, posibilitando el seguimiento de los caudales y de la calidad de las aguas en ríos, canales, lagunas, bahías y humedales.

La supervisión y gestión de los datos se efectúa desde el centro de control del proyecto SAICA. A título de ejemplo, durante el año 2014, la cifra de registros de medidas superó los 12,5 millones, mientras que los eventos y alarmas registrados ascendieron a más de 1 millón. Estos datos se tradujeron en una media de 159 informes diarios de calidad y funcionamiento, 53 informes semanales y 8 mensuales. Gracias a ellos, se identificó la existencia de un total de 57 episodios de calidad, en su mayoría aumentos de amonio o de conductividad, ocasionados por vertidos no autorizados, afecciones de plantas depuradoras, arrastres por lluvias o incrementos de caudal.

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Salvador Romera, Coordinador del mantenimiento del proyecto SAICA Ebro – ADASA.
Mª Carmen Martínez. Responsable de laboratorio del proyecto SAICA Ebro – ADASA.

Artículo publicado en: FuturENVIRO September 2015

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